miércoles, 23 de marzo de 2011

San Agustín, el Perro.

Cuando alguien me provoca la rabia,
lo que hago es templar las patas,
y tomar mucho mucho impulso;
inhalo con fuerza,
logro fruncir el ceño
y subo una ceja más que la otra
(esto último lo hago más para intimidar).

Y tomo más impulso,
me avalanzo
y muestro toda mi colección dentada;
todo ese amontonamiento de dientes y babas
y la gente se asusta,
y me tiene miedo;
¿miedo de qué?
miedo ellos que pueden elegir y no lo hacen.


Pero también conozco otros que no ladran,
ni muerden;
sólo ofenden.

Esos animales si son peligrosos.

Arnold "El Elefante".