viernes, 30 de julio de 2010

Meretriz - te

Se valía de sus defectos para asediar
de su intrépida capacidad para besar y dejar cicatriz
dañino y placentero
doblaba las rodillas de cualquier voluntad

Parecía frágil
un corazón con cubierta de chocolate
el relleno
una rabia feroz acumulada en los dientes

Era veloz
era un par de zapatos verdes
una turba torpe que corría por la vida
con los nudos sueltos

Siempre carente de razones
ensimismado en una misma idea
en un color del cielo

Olía a chubasco
a un domingo en el atardecer

Era una nota escrita en servilleta
una mancha en la mesa
un bonito recuerdo
en medio de todo fue una intención
un suceso que jamás ocurrió

Hasta que pisó sus cordones
tropezó
se partió la cara
las muelas
la coraza

Se mató y nació
se vistió y se fue…

Arnold "Elefante mamífero"

miércoles, 28 de julio de 2010

Tu vaporoso beso


¿Por qué no está tu boca
dentro de mis abismos,
y tu saliva en mis vacíos;
y tu lengua en mis demencias;
y tus dientes en mis diarios suicidios?
¿Por qué sólo dejas tu vaporoso recuerdo de beso?

Lulú "La Mariposa"

domingo, 25 de julio de 2010

Ciorán

Una vez llegó a mi vida,
al mejor momento de mi vida,
un regalo inesperado,
una mascota.

Fue tanta mi suerte,
que estando en la cima de mis sueños y aspiraciones
esa masa con pelos enredados
cambió mi vida para siempre.

Me lancé de cabeza para creer en la casualidad.

De algo que no me resulta posible ufanarme
es de mi poca (nula podría afirmar con certeza)
capacidad de razonar;
pero fue también esa la misma situación
la que me animó a emprender la tarea
de desarrollar un vínculo con una mascota,
un perro.

Me evitaron la desagradable tarea de pensar,
ya tenía nombre, le bautizaron Ciorán.

La pasión desbordante hacía la cosa,
me hizo ciego;
a contracorriente la casualidad generó efecto.
y afecto.

Tan desmedido fue el sentimiento,
que Ciorán me dejó sin trabajo,
sin esposa, hijos, mujer y amante;
sin ideas, sin sueños, sin trabajo;
sin felicidad, sin amor
Y sin perro.

Sólo me dejó,
con las ganas de no tenerlas.

Arnold "Doggie Style" - El Elefante.

lunes, 19 de julio de 2010

El fin del principio


Soltar todo, dejarse ir y largarse,
con destino a un salto y el vacío será el cielo.
Abandonarse en un respiro angustioso y hondo,
del preciso aire gratuito.

Y luego, viene un breve suspiro
para saber dónde está el lugar
de aquello que se ha encontrado:
lo dulce, lo colorido, el amor..
y todo aquello que la muerte
acaricia con el ímpetu de al menos parecerse.

Y al final de esto, estoy diciéndome:
¿Qué hago ahora?
si me quiero libre, pero atada
con mucha luz, y acompañada de sombras,
con sonrisas, y lágrimas que la dibujen;
también vestida de olvido, combinada de memoria,
con un negro alegría, y un blanco tristeza…

Y con todo esto,
vuelve y se asoma la soledad tan repetida,
y me pregunta:
¿Qué hago ahora contigo?

Lulú "La Mariposa"

jueves, 1 de julio de 2010

Génesis

Me molesta pensar a un Dios hombre.

Cuando reflexiono sobre la creación,
me convence la versión del barro y la costilla;
no al punto de Adán y Eva,
más bien pienso que la deidad de turno
inventó una bola de piel y hueso.

En su momento la deidad
le dio el poder de sentir a la bola
y la maldijo con la razón,
tornando a esta bola una materia abominable.

De esta manera la bola se creyó superior,
Superior a las demás especies, a si misma
y a su propio creador.

Esta manifestación contribuyó,
a que por primera vez el Dios creador
experimentara el sentimiento de furia;
y que con solo el señalar de su dedo índice,
lograra separar a esta bola en dos entidades:
macho y hembra.

Por eso me cuesta creer en un Dios hombre,
tantos he conocido en mi cama.
Parecen bullir con un beso en la nuca,
suenan como un ‘cassette’
puesto a sonar por el revés.

Desde que fueron separados con el dedo divino,
su motivo alfa es encajar a la hembra
para regresar a su origen;
bola, piel, carne, hueso.

Son pretenciosos,
buscan justificar el inicio,
redimir la consecuencia;
ellos son causa,
pecado y salvación.

Se comportan como machos,
y piensan como hembras.

De seguro que si regresan al origen circular
su satisfacción no estará mediada por el presente,
sino por la inquietud vacía de aquello que les espera.

Sin embargo,
caminan con cuidado.
prevén esquivar el rayo divino,
porque a pesar de la lección,
se mantienen en los mismos errores.

Arnold, "El Elefante"