Ahora
me estoy adaptando a ser un Elefante
nunca
había tenido orejas grandes
ni
un par de largos y afilados colmillos,
o
un gran moco para comer y beber;
simplemente
los imaginaba ahí,
creía
que estaban puestos,
pero
nunca los había tenido.
Así
me pasaba con el amor.
Arnold, el Elefante
(te convertiste en palabras chica brownie)
Arnold, el Elefante
(te convertiste en palabras chica brownie)