En la escuela mi más vago recuerdo son las bolitas y los palitos;
tiempo después entendí que esos eran los machos,
el sexo fuerte.
El colgajo ese con el que juegan de pequeños,
para algunos
la lámpara de Aladino de la adolescencia;
bueno, ustedes me entienden,
hablo del dosificador de hijos por excelencia,
la medida de un verdadero hombre.
A mi la verdad me gustan son los machos,
no esos babosos que me abren la puerta del coche,
los que me ceden el puesto;
los de la carta con pachulí, la florecita mal cortada.
pffff
la serenata…
Yo me esfuerzo por extinguir esa ridícula especie.
A mi me gustan los que me dan en la jeta,
los que me tiran al piso y me arrastran con una palabra;
adoro los que pisotean mi feminidad,
los que hacen que me sienta menos mujer,
menos orgullosa,
pero más Puta.
Arnold el Elefante.
(las cursivas son palabras rebuscadas)
lunes, 12 de diciembre de 2011
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